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I S O L A T I O N

by IMPERATOR

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1.
Untitled 04:29
2.
Sobre eternos yermos cenizos, ensordecedor silencio se erige Como murallas eternas de desespero y odio Donde reverberan ecos eternos de aquellos llantos de antaño Lamentos ahogados, perdidos en la penumbra Corredores sombríos inundados de sangre turbia Y vapores fétidos de luz putrefacta. Alucinaciones palpitantes, de formas incomprensibles. Recuerdos inequívocos de cielos abiertos Formas fugaces y voces ajenas despuntan a la aurora Boreales anhelos que se asfixian entre los muros de silencio Sangrante y falsa esperanza que oculta las heridas abiertas Del alma caminante, Perdida en la tristeza infranqueable.
3.
Enthralled 06:20
Resplandor blanco de pureza Invade el reflejo de la realidad percibida, Haz de pálido sufrimiento divide los espacios de silencio Ceguera eterna de atracción irresistible Que impone un caminar eterno hacia destinos inciertos Con pasos marcados por el tintineo de las lágrimas Brazos y piernas aletargados por la pesadez de sus destellos Por siempre encadenados al estacionario espejo del pasado, Truenos bestiales anuncian los iracundos rayos Que sin piedad azotan su espalda cansada Piel marcada por el látigo de odio que tuerce su voluntad Flagelo penitente que se incrusta cada vez más en sus viejos huesos. Yugo de tinieblas castiga sus pecados, Pesa de tormento, guillotina infame sin voluntad, Puertas abiertas al vacío, deseos inertes de libertad pretérita, Nostálgica autodestrucción, esclavitud voluntaria.
4.
Ataduras deshechas al alba, Niebla pretérita dispersa en el silencio nocturno Páramos de ardiente deseo derriten la piel del caminante Gritos dispersos se pierden entre los borboteos De sangre y piel hirviente en culpa y memorias Espejos de alucinante resplandor se elevan a su alrededor Imágenes de muerte y caos azotan su tormento Luz extinta, perdida en el infinito de sus aristas y superficies pulidas Gélida soledad impera rotundamente, cielos abiertos. Palpitantes cicatrices se conmueven en el hediondo cielo Mientras siluetas sagradas se erigen en los obscuros páramos cenizos Diosa consagrada de presencia reconocible Su nombre, sigilo de aquél tulpa de dolor, de ausencia, Altiva su testa porta por rostro el blasón celeste, Estrellas de neutrones revelan el egrégor que la posee Esencia de irresistible atracción, pavimenta el camino Con aquellas hojas sagradas que de su piel alguna vez pendieron Mientras ambos se pierden en la inmensidad del plano astral A través de alucinaciones de altiva y lúgubre gloria pretérita, Y una vez más, juntos recorren la senda sagrada.
5.
Turbulentas vibraciones separan de su carne la piel Obscuridad vacía y gélida roba su aliento para entregarlo a la nada. Incomprensible furor le invade, como centellas descendiendo su columna Desgarradora espera que abre en su piel ojos ciegos, abiertos al más allá. E inesperada, la noche cae, densa como ácido que consume su esperanza, Pálida obscuridad que se traga en su cólera las cicatrices del cielo ¿Dónde han quedado sus astros? Aquellos que le sacaron del infranqueable laberinto Sus ojos se cierran, y el vacío reclama el sonido de sus sueños Y al morir la última estrella del cosmos, figuras reconocibles le asaltan Hojas caídas como lágrimas, ocupan los sarcófagos siderales Y su voz, llena el imperioso vacío, Le devuelve los diamantes que de sus lágrimas forjó Clavándolos como dagas sobre su pecho vacío, donde alguna vez su corazón vivió Su manto etéreo le abriga del frío, cierra sus heridas sangrantes Y nuevamente el universo se somete a la creación sigilosa Pues el vacío ha silenciado aquellos sueños de luz sangrante Que juntos vertieron en la copa del destino.
6.
Departure 01:53
7.
Impasible el cosmos se estremece, Desgarradora partida marca las grietas que lo vuelven polvo, Voraginosos firmamentos se derraman nuevamente sobre el laberinto, Lluvia de estrellas azota los yermos cenizos, Luz celestial sofocada entre los colosales muros de silencio. El alma caminante nuevamente se halla en su punto de partida, Nuevamente de ella sólo le queda un recuerdo, aquella hoja sagrada Que de sus cabellos desprendió como piel al muerto, Lanza una mirada a los cielos que fallecen como moscas, Busca entre las fétidas estrellas aquellos astros a los que tanto se aferró Los idealiza, los desea, pero simplemente se halla con su ausencia, Lanza un grito penitente que se esfuma en las tinieblas, En su locura se arrastra nuevamente por las sendas ensangrentadas, Sobre matorrales espinosos y afiladas estrellas rotas, Purulentas heridas se abren nuevamente, se estremecen, Mueren y se pudren con el resto de su ser, Su dolor firma con cada gota de sangre y pus, aquella sentencia Que sobre él pesaba, nuevamente los grilletes y el yugo pesan sobre su ser Mira con anhelo su recuerdo, y su piel se abre nuevamente, Cien ojos ciegos que miran al vacío, lloran con sus penas, Sueñan con su ausencia.
8.
Velas sagradas son incrustadas en su mollera, La cera caliente brota de sus ojos como lágrimas, Altar caminante de sueños penitentes, El sol maldito limpia la luz derramada a su paso, Mientras en medio de la cera, flotan sueños y recuerdos, Entronados como dioses en su imaginario, En medio del gris noctámbulo de su necrópolis, Sus cadenas no son sujetas por el obelisco de su psiquis, Sino por aquella memoria reticente e incomprensible, Los rayos que le azotan se convierten en besos de pasión, Su yugo, sus grilletes, son nuevamente sus brazos, sus piernas, Que le abrazan con aquel amor sangrante que brota de todo su cuerpo. Al fin rotas aquellas ataduras forjadas a las brasas de su voluntad, Alcanza al fin el ápice de la locura, de su anhelo demencial, Que se posa impasible sobre su trono erigido en los restos del blasón celeste. Ídolo pútrido, desgraciado, penitente, Guarda de su depresión inconmensurable, Celda invencible que lo aleja de los horrores de su realidad, Condenado por siempre a recorrer esclavizado, El laberinto eterno de su propia gnosis.
9.
Pestilentes pirámides cadavéricas se erigen, Sobre mares grisáceos de soledad hirviente, Aristas malditas ornamentadas con velas e incienso, Ídolos que se posan sobre sus cúspides mórbidas, Le llaman, el alma caminante navega lento hacia sus templos ennegrecidos, Y escala lentamente sobre los cuerpos, Fluidos y moscas brotan de las caras de niños, mujeres y hombres, Todos perdidos en laberintos trascendentales a su propio infierno, Al llegar a la cúspide, los dioses le abandonan, Empero su perspectiva se ve alterada por la altura, Sobre los mares inertes divisa luces aberrantes, incomprensibles, Navega con desespero a los altares desconocidos, y su ser se paraliza, Ante su mente retorcida y demente, se erige el ídolo de oro, carne y hueso, Y los mares se estremecen con sus palabras incomprensibles. Misericordia le llena nuevamente del vigor vomitado, Y aquel dios rompe las ataduras que le unían al dolor idealizado, Y remueve de su sesera la vela que iluminaba la voluntad de dioses obscuros, Nuevamente le entrega aquello que creyó olvidado, Esa hoja sagrada, recuerdo de eones atrás, Su esclavitud demencial le impide recordar el significado del símbolo, El todopoderoso abre su pecho, y de él brotan los diamantes, Toca su frente con una daga y su psiquis despierta de aquel letargo maldito Nuevamente se aferra a sus memorias, que se tornan grises Bajo las arenas caminantes del reloj, Una vez más su frente es tocada por la punta de la daga, Áureas luces invaden su visión, sus ojos ciegos se abren al infinito, Finalmente el gran dios dorado, tiende un puente que se pierde en el horizonte, Y el alma caminante recorre la senda divina una vez más, Libre de ataduras ponzoñosas y recuerdos turbios, Su consciencia se abre a la sabiduría astral nunca experimentada, Y su ser entero, converge en ambos planos.
10.
Isolation 13:33
Nuevamente, el laberinto de soledad y silencio Se erige a su alrededor, Su fetidez, su obscuridad, su tremebunda umbra Se disuelven ante los ojos del caminante, Quien recorre sus sendas libre de atávicas pesadumbres y tristezas. Los muros de silencio rompen con su indiferencia, Ahora le gritan, le cantan, le revelan sin cesar la sabiduría que guardan, Aquellos secretos obscuros de los que son depositarios Las ruinas del cielo se reconstruyen ante su mirada, Se estremecen, sueñan y mueren nuevamente; Ya no es altar, ya no es alma, no es esclavo, Ahora quien recorre estos caminos caliginosos es un ídolo, Cuya presencia altiva obliga al infierno a reverenciarle, Pues entronado lo ve todo en el infinito del laberinto, Lo recorre, lo posee, lo invade, En el cielo sus recuerdos ya no flotan vacíos como esperanza tóxica, Sino que descansan en las bibliotecas sagradas de los templos En su nombre erigidos. ¡Oh!, cuan magnifico resulta ahora su propio infierno, Pues su aislamiento tétrico le ha librado de sus ataduras mortales, De aquellos límites que le hacían vomitar su voluntad, Que le torturaban con destellos y espejismos atávicos, Ahora su nombre se erige en el obituario celeste, Y su entereza, puente entre el plano astral y material, Es dueña absoluta de su propio infierno, Torcido a su voluntad, moldeado a su necesidad, Finalmente, se ha convertido en dueño de su mente, de su alma, Y de este mundo maldito.

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4 years of V O R E
。。。
This journey through the Inner Hell was possible thanks to:
Nathan, Dalton, Alex, Sam and Rol
。。。
S C E A E
。。。

credits

released November 20, 2016

All Instruments, music and Lyrics written and Performed by Vore
Artwork: "Etherial" by T64 from the Gloom Keep
Vore is: Tzachitxz, writing and performing everything.
The "Departure" Interlude was composed and performed by Namtaräum and Dökkálfar from Oublieuttheosis
Vore © 2016
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